Recordando a un buen Profesor

Matemáticas

Durante mi educación en el Instituto Tecnológico de Saltillo no tuve muy buenas experiencias con profesores. Con unas brillantes excepciones, encontré a los educadores similares a la institución; la mayoría mediocres, algunos malos y sólo unos cuantos rescatables.

He tratado de mantenerme alejado de la institución y su personal por mi aspereza natural, así que me enteré algo tarde de la muerte de uno de los mejores Profesores con los que llevé clase. Una característica común de los mejores profesores es que aprendemos lecciones de vida, no sólo de materias y temarios académicos.

Descanse en paz, Profesor José Luis Flores Aguilar.

Mecánica de Matrices para la vida

ITS

Entre las clases que llevé cuento a las de Matemáticas como las más difíciles. Tengo problemas para entender algunos de los conceptos base y la lógica de procedimientos frecuentemente choca con mi intuición. Tomé 5 veces el curso de Matemáticas 3 (me tuvieron que dar de baja un semestre).

Llevar clase con el Profe era relativamente fácil siempre y cuando asisitéramos y realizáramos los ejercicios. Durante el curso experimenté algo de dificultades por lo que tuve que asistir a asesorías, afortunadamente con paciencia y mucha práctica pude mejorar mis abismales resultados.

Recuerdo algunos actos de amabilidad como darme un ride o prestarme un libro para fotocopiar la sección relevante que lo diferenciaban de otros profesores. También noté un sentido del humor marcado y constante en su carácter.

Tengo la certeza que tuvo que ayudar mis calificaciones finales para que aprobara el curso, por lo que siempre estuve agradecido.

La mejor lección, aparte de la Mecánica de Matrices fué entender que puedes ser una persona competente en tu trabajo con amabilidad y sentido del humor.


Lo que aprendemos

Reflexionando, me he impuesto la tarea de evaluar las lecciones que aprendí de los Profesores y maestros que he tenido. Aprendemos no sólo de los buenos Profesores, sino de las circunstancias de la vida misma.

Algunas lecciones recordamos con una sonrisa.

Augusto Tijerina

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